Exposición:'Borrados y desapariciones'

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Sala Oxford

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Exposición multimedia de Txaro Arrazola: dibujo, pintura, escultura, fotografía, vídeos e instalación. La exposición aspira a analizar las distintas formas de maternidad junto a la no-maternidad, que es la llamada “gestación subrogada” o vientre de alquiler, pasando por esa faceta tan extraña y compleja que es ser mujer y elegir conscientemente no ser madre.

Sala Oxford, 27 de abril - 13 de mayo

Inauguración 27 de abril, 19:00

Todos los días 18:00-20:00.

Domingos y festivos 12:30-14:00 + 18:00-20:00


Proyecto expositivo “BORRADOS Y DESAPARICIONES”

La exposición aspira a analizar las distintas formas de maternidad junto a la no-maternidad, que es la llamada “gestación subrogada” o vientre de alquiler, pasando por esa faceta tan extraña y compleja que es ser mujer y elegir conscientemente no ser madre, que es quizá la que más me conmueve porque la he vivido yo. Si ser madre es nuestro único destino como mujeres, ¿entonces qué y quién soy yo que no he tenido hijos ni hijas? En euskera la palabra emakumea (eman+umea: “la que da niños”) reafirma esta cuestión. Los medios utilizados son el dibujo, la pintura, la escultura, la fotografía, el vídeo y la instalación.

Es por eso que esta serie de obras es (entre otras muchas cosas) una reflexión en torno al tema de la maternidad. También en torno al fenómeno de los “vientres de alquiler” –“gestación subrogada”, un negocio basado en la explotación del cuerpo de las mujeres sin recursos para el lucro de empresas intermediarias que ponen en relación a parejas demandantes con mujeres gestantes y necesitadas que arriesgan su salud –física y mental- para satisfacer el deseo de perpetuar la carga genética de parejas con recursos económicos –también llamados “padres de intención”-. A pesar de lo dicho, estas obras esconden motivaciones y pliegues invisibles que fluyen desde lo más profundo de mi psique, así que significan mucho más de lo que soy capaz de expresar con palabras.

El feminismo como concepto umbral plantea una transformación conceptual irreversible de la disciplina artística y de su discurso epistemológico. Es un portal o puerta conceptual que conduce a una nueva forma de pensar la evolución de los lenguajes artísticos, a una visión transformada de la historia del arte e incluso a una nueva visión del mundo. Esta exposición plantea una resignificación de la visión de la maternidad que busca desactivar el dominio simbólico que relega a las mujeres a una posición de alteridad poniendo la naturaleza como excusa.

La idea del cuerpo femenino como simple contenedor es fruto de una lógica binaria que distingue dos sexos, masculino y femenino como extremos opuestos de una jerarquía que sitúa a uno de los dos sexos sobre el otro. Esta ideología sesgada acerca del sexo femenino se acompaña de discursos que devalúan el papel de las mujeres. Aristóteles, por ejemplo, propone que sólo existe un sexo, los hombres. Considera a las mujeres una malformación de ese sexo único y sostiene que las mujeres son meros recipientes para el semen masculino. Imágenes de cuerpos que se asemejan a vasijas, jarras y recipientes pueblan las formas en esta exposición, en alusión a la maternidad como alienación el ser humano: la que se da en el caso de los “vientres de alquiler” tratados como si fueran cuerpos virtuales a la carta, pero que a la postre se trata de mujeres de carne y hueso, con cuerpos reales que se estrían, se hinchan, paren con dolor… y que pasan primero por la gestación, después por el parto y la lactancia y finalmente por la negación del derecho a ser madres.

En cuanto al vínculo con el feto, los estudios en epigenética revelan una relación bidireccional entre éste y la gestante –ya sea madre genética o no- que perdura en ambos organismos mucho más allá del embarazo y el parto. La serie de dibujos de línea roja ondulante titulada Weeble-wobbles (Tentetiesos) incide en esta idea por medio de las líneas rojas que recorren las figuras a modo de hilos o capilares visibles que unirían a ambos seres. Utilizo la imagen del tentetieso (en inglés tiene el expresivo nombre de weeble wobble), un muñeco con un contrapeso en la base que le permite tambalearse en cualquier dirección y volver a quedar siempre derecho, es decir, un objeto en equilibrio inestable a merced de lo que ocurre alrededor, como muchas madres. Esta serie la inicio en 1991-1992, como metáfora del coser a punto de cruz, idea que me viene de un dibujo de la artista de Gina Pane que vi reproducido y que decido utilizar tras finalizar mi obra “¿Qué otra cosa puede pintar una mujer?” (1989-1990) hecha con toda la ironía del mundo en la que, sobre un fondo de flores explosivas, bordé la citada frase con un cordón de lana oscuro.

A menudo trabajo con el inconsciente, guiada solo por ciertas claves generales y así sigo durante un montón de años hasta que de pronto comienzo a entender qué es lo que he estado haciendo. Así es como en 2010 (casi veinte años después del inicio de esta serie) presento en la galería Arteko “Recuerdo, Repetición, Elaboración” una video-instalación compuesta por tres figuras de gran formato donde reflexiono (sin saberlo aún) sobre el tema de la maternidad y he necesitado que una amiga artista me lo haga ver de manera consciente hace poco. Probablemente, y lo veo también a posteriori, en esta exposición de Zumaia se vuelca un esfuerzo casi psicomágico (al estilo Jodorowsky) por deshacerme de la programación mental sobre la maternidad obligatoria grabada en mi psique tras siglos de dictados sociales y culturales. Así, aparecen una y otra vez en clave poética el lavar, el cocinar, el tejer y, por supuesto, el gestar, que no es otra cosa que esperar, como la eterna Penélope meditando mientras se va el tiempo en hacer y deshacer.

En 2017 en una estancia de varios meses en Vermont (USA) decido retomar ideas de la serie «autorretratos transparentes» de principios de los años 90, de donde vienen esas imágenes femeninas que parecen estar hechas de redes y que por tanto no pueden contener nada pese a tener forma de contenedor, A partir de ahí empiezo a investigar sobre el fenómeno de los vientres de alquiler, también conocido con la denominación eufemística de “gestación subrogada”.  Para mí es evidente que la subrogación es explotación. Según Kajsa Ekis Ekman en artículo publicado en The Guardian en febrero de 2016[1]: Si ningún país permite la venta de seres humanos, entonces ¿por qué la maternidad subrogada sigue siendo legal? Desde que comenzó la industria de la subrogación comercial, a fines de la década de 1970, ha estado llena de escándalos, explotación y abusos. Desde el infame caso "Baby M", en el que la madre cambió de opinión y fue obligada a entregar a su bebé, al caso del multimillonario japonés que encargó 16 niños en diferentes clínicas tailandesas. Elegir raza, color de ojos… y pagar luego para conseguir un hijo o hija es una lamentable mercantilización total de la vida humana. Hay casos para todos los gustos, como el caso reciente de una madre sustituta estadounidense que murió y otro de unos “padres de intención” que se negaron a aceptar a un niño discapacitado e intentaron hacer abortar a la madre sustituta, por no hablar de las fábricas de bebés en Asia.


La subrogación ha estado rodeada de un aura de felicidad de cuento al estilo de Elton John con sus preciosos recién nacidos y su idea de familia moderna, pero detrás de ello hay una industria que compra-venta de vidas humanas donde se están haciendo bebés a medida para adaptarlos a los deseos de los ricos del mundo, y donde una madre no es nada y el cliente lo es todo, a la madre se le priva incluso del derecho a ser llamada "mamá”. Occidente comenzó a externalizar la reproducción a las naciones más pobres, al igual que anteriormente les subcontrató la producción industrial. Ningún país permite la venta de seres humanos, sin embargo, a nadie parece importarle este negocio de la gestación subrogada siempre y cuando venga envuelta en bonitas imágenes de gente famosa con sus preciosos recién nacidos.

Para librarse de acusaciones como esta, algunos defienden la supuesta subrogación "altruista" alegando que no hay explotación si no se le paga a la madre y que tal vez la mujer lo esté haciendo por generosidad, por una amiga, una hija o una hermana. La investigación refuta este argumento porque no hay pruebas de que la legalización de la subrogación "altruista" elimine la práctica de la subrogación comercial. De hecho, la experiencia internacional demuestra lo contrario: los ciudadanos de países como EE.UU. o Gran Bretaña, donde la práctica de la subrogación está bastante generalizada, tienden a dominar entre los compradores extranjeros en India y Nepal. Así mismo, la investigación pone de manifiesto que no se puede obligar a que una mujer renuncie a sus derechos a una criatura que ni siquiera ha visto, o que todavía no ha conocido, porque eso en sí mismo ya es una vulneración de sus derechos. El quid de la gestación subrogada es asegurar una legislación que permita borrar a la madre y que no quede ni rastro de ella en la biografía del hijo o hija. Borrar a la madre y convertirla en un producto residual y desechable del proceso de fabricación de ese bien tan deseado. Es una desaparición jurídica, física y simbólica de la madre.

Por otra parte, un bebé nunca debe convertirse en un "producto defectuoso" si la subrogación no sale según el plan. En cualquier caso, la noción de subrogación "altruista", además de ser una cortina de humo ya que en realidad apenas sucede, tiene un fundamento ideológico muy extraño, como si la explotación solo consistiera en dar dinero a la mujer. En ese caso, cuanto menos se le pague, menos será explotada. En realidad, la subrogación "altruista" significa que una mujer pasa exactamente por lo mismo que en una subrogación comercial pero no obtiene nada a cambio. Es exigir que una mujer cargue a un niño durante nueve meses y luego lo regale. Una mujer que ha de cambiar sus hábitos, arriesgarse a la infertilidad y a toda una serie de problemas relacionados con el embarazo e incluso a la muerte. Una mujer a la que se sigue utilizando como recipiente, aunque se le diga que es una buena persona y lo único que obtiene es el halo de altruismo, que es un precio muy bajo por el esfuerzo realizado y solo puede ser atractivo en una sociedad donde las mujeres son valoradas por cuánto sacrifican y no por lo que logran.



[1] Kajsa Ekis Ekman .Artículo en The Guardian: “All surrogacy is exploitation – the world should follow Sweden’s ban“, 25 de febrero de 2016. Disponible online en: https://www.theguardian.com/commentisfree/2016/feb/25/surrogacy-sweden-ban (accedido el 25 de abril de 2018)

 

__Txaro Arrazola_____________________________________________________

 

Nací en Vitoria-Gasteiz (País Vasco, España). Soy licenciada en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco (1983-1988). Máster en Artes Visuales (MFA) por la Universidad del Estado de Nueva York, SUNY Purchase College (1996-1998). Desde 1999 soy profesora en el Departamento de Pintura de la Universidad del País Vasco.
La mayor parte de mi obra ha estado motivada por la desigual distribución de la riqueza en el mundo y el lugar que las mujeres ocupamos en él.
Mantengo 3 líneas de trabajo:


1. LOS PAISAJES SOCIALES. Siempre me ha preocupado la distribución desigual distribución de la riqueza en el mundo. Esta serie está compuesta por pinturas de grandes dimensiones y de cromatismo austero que representan paisajes de poblaciones deprimidas del planeta. La serie abarca otros temas como el hambre o el terrorismo global.

2. LA CUESTIÓN FEMINISTA. Esta línea de trabajo está formada por obras relacionadas con el trabajo de la casa y durante siglos realizadas por mujeres, como tejer, lavar, tender, cocinar, coser, etc. Esa relación se efectúa bien a través de los materiales o bien por medio de la temática. Esta línea de trabajo ha sido mucho más experimental para mí en el sentido de que me ha dado mucha más libertad para explorar nuevos territorios más allá de las dos dimensiones y experimentar con el video, la escultura, la instalación, etc. Y es la línea que domina en esta exposición que se puede ver en Zumaia.


3.LA COLABORACIÓN. Esta línea de trabajo está relacionada con la anterior, ya que uno de los modos de cambiar la cuestionable idea de artista genio que en el imaginario colectivo es siempre masculino, es el trabajo colaborativo y la autoría múltiple. El arte colaborativo es el tema de mi tesis doctoral. En esa línea, en el año 2011 creé junto con otras personas la Plataforma A, un colectivo formado por artistas y otras profesionales de arte que buscan introducir un poco de justicia en el sistema de representación. Llevamos a cabo acciones en el espacio público para concienciar y paliar la desigualdad que existe en el campo del arte, comenzando por el hecho de que el número de artistas mujeres que exponen en los museos vascos es bajísimo si lo comparamos con el número de estudiantes de bellas artes mujeres: en la universidad aproximadamente el 70% de estudiantes de arte son mujeres frente al 30% de varones.