Palacio Olazabal: un viaje al corazón histórico de Zumaia

12/11/2025

En pleno Casco Viejo de Zumaia, muy cerca de la parroquia de San Pedro y frente a la fuente de San Juan, se alza uno de los edificios más emblemáticos de la localidad: el Palacio Olazabal.

Este elegante edificio del siglo XVII no solo destaca por su sobria belleza arquitectónica, sino también por la historia que encierra, ligada a uno de los personajes más ilustres de su tiempo: Juan Olazabal.

De linaje vasco y figura destacada en la corte de Felipe IV, Olazabal ocupó cargos de gran relevancia, entre ellos el de Miembro del Consejo real y secretario del mismo y el de Contador General de la Inquisición. A pesar de su influencia en Madrid, nunca olvidó sus raíces y quiso dejar en Zumaia una huella perdurable de su legado. Mostró su compromiso con Zumaia a través de donaciones y acciones concretas, como la financiación de una escuela local con más de 56.000 maravedíes de la época o la mediación en conflictos entre el pueblo y otras instituciones (como la Colegiata de Roncesvalles). En agradecimiento, la calle en la que se ubica el palacio recibió el nombre “secretario Olazabal”.

El edificio que mandó construir combina sencillez y elegancia. Su fachada de piedra arenisca transmite solidez y nobleza, con dos grandes escudos familiares que flanquean el balcón principal. Los balcones de hierro forjado y el alero decorado, propios del estilo palaciego vasco, otorgan al conjunto un aire de distinción y poder.

Contemplar el Palacio Olazabal no es solo admirar una joya arquitectónica, sino también viajar en el tiempo, a una historia de lealtad, cultura y mecenazgo. Su ubicación privilegiada, en el corazón del casco antiguo, invita a recorrer las calles empedradas y a sentir la conexión entre el pasado local y la grandeza de la corte del Siglo de Oro español.

Si visitas Zumaia, acércate a la iglesia de San Pedro y a la fuente de San Juan: allí te espera el palacio. El amanecer o el atardecer son los momentos ideales para contemplarlo, cuando la luz hace que la piedra y los escudos cobren vida. Así, el Palacio Olazabal se convierte en una parada imprescindible para quien ama el patrimonio y desea conocer el alma histórica de este pueblo marinero.