Bajando el rio Urola, con vistas al mar

Una historia aderezada de salitre

Foto: J.R. Llavori
Foto: J.R. Llavori

El salitre que emana del Cantábrico va ligada a la historia de Zumaia: un primer vistazo es suficiente para intuir la relación entre la localidad y la mar. Y es que Zumaia cuenta con una larga historia marítima. A lo mejor, en un principio, te sorprenderá su gran actividad portuaria, pero Zumaia, desde la antigüedad ha vivido de la actividad pesquera y del comercio, y numerosos han sido los marineros o los trabajadores de astilleros que han surgido de nuestra villa.

Zumaia se construyó́ en torno a la parroquia de San Pedro, que destacó antiguamente sirviendo de fuerte para proteger la villa de los ataques que llegaban desde el mar. Como buen fortín, guarda muchos secretos, por ejemplo, el retablo de Juan de Antxieta declarado Monumento Nacional. Así́ mismo, visitando la parroquia de San Pedro podrás conocer detalles de la batalla de Trafalgar.

Cerca de la Oficina de Turismo, en lo que ahora es el paseo de Gernika, se creó en el siglo XX un importante muelle comercial, con estación de tren incluida. Mediante el transporte de las materias primas que llegaban al muelle se abastecían las industrias más importantes del valle del Urola.

En épocas de hambruna fue fundamental la captura de moluscos y marisco en las rocas del litoral (rasa mareal del Biotopo protegido). Por ello, la relación de Zumaia con el pulpo es muy significativa, incluso hoy en día.

Talaimendi es una zona muy conocida en Zumaia. Y a la vez muy importante. Tal y como señala su nombre, fue un lugar destinado a la vigilancia de los fuegos que antaño se encendían tras un avistamiento de ballenas, y también de los ataques que llegaban desde el mar.

Y toda esa historia se puede ver y conocer ahora. De hecho, el patrón de todos los navegantes, San Telmo, tiene su propia ermita en lo alto del acantilado que da a la playa de Itzurun: un bonito templo religioso, cuyo origen se remonta al siglo XVI, y en cuyo interior yace un retablo rococó del siglo XVIII, hecho en madera.

San Telmo se llama, también, la antigua cofradía de pescadores, donde podrás ver el funcionamiento de la máquina de subastas que se utilizaba antaño para la venta de pescado, la única que todavía se conserva en toda Euskal Herria.

En Zumaia contamos con dos playas: Itzurun y Santiago. Itzurun, en el corazón de la ciudad, ha sido decorado excepcional de series y películas, debido al Flysch, una formación geológica que se asemeja a un gran libro abierto con el que puedes conocer 60 mil millones de años de la historia de la Tierra. Por su parte, el paseo por la avenida Julio Beobide finaliza en dos zonas: la pequeña zona rocosa de Inpernupe, a la izquierda, y la playa de Santiago, a la derecha, un gran arenal con un ecosistema especial con más de 50 especies distintas de plantas.

Los astilleros han sido, también, un icono de la localidad, y a día de hoy cuenta con uno de los pocos astilleros que quedan en Euskal Herria; el de Balenciaga, que en 2021 cumplió 100 años. Antiguamente, los numerosos astilleros de ribera llegaron a ser la principal actividad industrial en la desembocadura del rio Urola. Si observas con atención, podrás ver restos de cascos de antiguas embarcaciones de madera que todavía quedan a la vista con bajamar, por ejemplo, en las inmediaciones del puerto deportivo.

Así mismo, encontrarás en Zumaia el "Kantauri Ondare Museoa" que cuenta con tesoros ligados a barcos y a la construcción naval, y donde se pueden ver curiosidades como brújulas de hace 100 años, anclas, timones… Y es que, la importancia de la industria en Zumaia ha hecho que la presencia de fabricantes de motores de barcos haya sido notable y el museo es, a su vez, una forma de rendirles un pequeño homenaje.

Si quieres conocer todo este legado marítimo y la huella que dejaron los pescadores, visita Zumaia y siente el mismo salitre que sentían los primeros marineros zumaiarras.