La ermita de San Telmo, guardiana de un afloramiento geológico excepcional

15/07/2025

Al borde de los acantilados de la playa de Itzurun, la ermita de San Telmo parece estar a punto de caerse al mar.

Tiene una rica historia, del siglo XVI, ya que las primeras referencias escritas datan de 1540.

Allí arriba, a unos 45 metros de altura, la ermita combina magia y mística, otorgando un brillo especial al paisaje de Zumaia. Es el icono más destacado del pueblo; lo habrás visto en innumerables fotografías y programas de televisión, porque vale la pena subir esos metros, la visión que vas a tener desde allí te va a dejar sin palabras.

Pero más allá de eso, por encima del paisaje espectacular, lo más singular es el lugar donde se sitúa la ermita. Se trata de un punto estratégico para observar el afloramiento geológico del área de Itzurun-Algorri, uno de los puntos más importantes del Costa Vasca Geoparque mundial de la UNESCO. De hecho, hay en esa zona varios Golden spike o Clavos Dorados. ¿Sabes lo que son? Esos clavos definen estratotipos límite, lo cual quiere decir que ese es el mejor lugar en el mundo para estudiar ese momento de la historia de la Tierra. En todo el estado español hay cinco, y en Zumaia tenemos dos de ellos a los pies de la ermita de San Telmo. Las fronteras interiores del Paleoceno de Zumaia se convirtieron en referencia mundial y en estratotipo en 2008. Ambas fronteras están marcadas con un clavo dorado: la frontera Daniense/Selandiense, huella de un descenso de nivel del mar que tuvo lugar hace 60,5 millones de años; y la frontera Selandiense/Thanetiense, testigo del cambio que experimentó el campo magnético de la Tierra hace 58,7 millones de años. Además, se encuentran cerca otros dos límites que fueron finalistas para ser estratotipo: el límite Cretácico/Paleógeno (o K/T) y el límite Paleoceno/Eoceno. Todos ellos se ubican en esta preciosa zona entre Itzurun y Algorri.

Por si todo lo que se puede ver en el exterior de la ermita no fuera suficiente, el interior también esconde varias curiosidades. Junto a las imágenes de Santiago y Santa Clara, destaca el retablo rococó del siglo XVIII, realizado en madera, sin policromar ni dorar. Además, encierra otro dato desconocido, a partir del siglo XVI esta ermita fue sede de la Cofradía de Mareantes de San Telmo. En los últimos años de su existencia, sin embargo, estuvo en la calle Ribera, donde ahora se puede ver la única máquina para hacer subastas de pescado que queda en el País Vasco.

La ermita tiene mucha miga: numerosas historias y curiosidades antiguas. Si quieres conocer todo, puedes hacerlo durante este verano: el Ayuntamiento de Zumaia ha organizado visitas guiadas. Tienen una duración de 10 minutos, se pueden realizar en euskera y castellano, y solo cuestan 2 euros. Si necesitas más información, en la oficina de turismo encontrarás todo lo que necesitas.

Desde antaño, la ermita de San Telmo ha sido testigo y heredera de miles de relatos sobre el mar, rodeada de leyendas transmitidas de generación en generación, ha ido recopilando anécdotas a lo largo de la historia. Conócelas en profundidad este verano. ¡No lo dudes!